lunes, 2 de febrero de 2009

Lluvia...


Hacía mucho calor…Dir estaba desesperada, sentada frente al mar. Tenía la sensación de que si todo seguía igual, apenas sería capaz de volver a su hogar. Se había ido a dar un paseo y la casa verde quedaba ya muy lejos del lugar donde se encontraba. Sin sus alas, el trayecto era demasiado largo…Pero tenía que arriesgar…O hacía el camino soportando aquel infierno, exponiéndose a dos contradictorias soluciones o se quedaba allí sentada, segura pero parada. El agua le daba tranquilidad y se sentía muy atraída por el paisaje, pero en la casa verde había algo más importante que le esperaba, tal vez sentado en aquel gran sofá cerca de la chimenea. Se levantó y comenzó a andar. Apenas llevaba la mitad del trayecto hecho, cuando el cansancio producido por las altas temperaturas en las que se hallaba le superaba. Intentaba con todas sus fuerzas seguir, pero ya su cuerpo no le respondía… En ese momento, en el que pensaba que no podía más, como si por arte de magia se tratase, una enorme manta de agua empezó a acompañarle en el trayecto: estaba lloviendo y no sabía por qué. Aturdida, dirigió su mirada al cielo y cuál fue su sorpresa al comprobar que tan sólo era una nube la que descargaba con tanta fuerza aquella agua. Agudizando un poco más la vista se dio cuenta que la curiosa nube no actuaba sola…Peter estaba volando tras ella, empujándola con fuerza…