sábado, 30 de julio de 2011

Frustración...

En estos últimos días es ese el sentimiento que me acompaña...
Me enfrento a situaciones que no dependen de mí y con las que no puedo hacer absolutamente nada. Yo soy una persona muy cuadriculada en ciertos aspectos, a la que le gusta controlar las situaciones a las que se enfrenta o, al menos, tenerlo todo organizado. Necesito en mi mente ver las cosas claras. Y últimamente, aunque quiero, no pueden ser así, porque no dependen de mí.

Por ejemplo, el tema del dinero...Cuánto me gustaría trabajar y ganar algo, poco  aunque fuera, pero que me permitiera moverme en mis grupos de amigos sueltamente, sin necesidad de estar pensando que puedo o no hacer... No es cuestión de caprichos, es cuestión de hacer buenos regalos en los cumpleaños, de salir a cenar o al cine sin pensar que si me gasto 10€ ya tengo el presupuesto de toda la semana agotado... Y no me gusta eso de: "te invito", no, quiero valerme por mí misma y quiero hacer las cosas que me apetecen, sin tener que decir que NO a cosas que me duele un montón tener que negarme...




O la mala organización...odio no tener las cosas claras y, de repente, esos planes que no sé cómo van a ser hasta el último momento me ponen enferma...Pero ya no me jode que sea a mí, ya me molesta cuando joden a otras personas y me siento mal por ellas y, encima, yo no puedo hacer nada, proque de nuevo, no depende de mí...


Sé que ser tan organizada, ordenada o cuadriculada puede tener sus cosas buenas, a veces, pero otras muchas me frustra mucho, no por mí, por los demás...porque no saber que puedo hacer cosas que me gustaría no me influye a mí, influye a aquellos a los que no puedo acompañar o que me acompañan....


La poca organización y la falta de liquidez me pone de los nervios... porque lo que más me gusta es disfrutar de la gente que quiero, que tengo a mi alrededor...y antes, todo era muy fácil, tenías cualquier hora del día para pasarlo bien o simplemente te hacía falta un paquete de pipas, no una tetería, un buffet, una noche x ahí, una cena, un cámping, un helado, un....bla, bla, bla...


Odio crecer...

miércoles, 27 de julio de 2011

Y volvía a ser el séptimo 27 del año

...Y volvía a ser 27 del 7 a las 7 de la mañana...
-¡Qué rollo!. Pensó Peter Pan. Sabía que se levantaría con mal humor y su cara empezaba a picarle. ¡Otra vez las ronchas de todos los años!. Como buen niño perdido, odiaba la fecha en la que nació. Aunque en Nunca Jamás no se notaban los años, aunque no los cumpliera, su cuerpo lo notaba, y de alguna forma lo manifestaba. En su caso, unas molestas ronchas en la cara que le picaban durante todo el día y un mal humor tal vez propiciado por ellas o simplemente como reacción psicológica a aquel día.
Ya era el 24º año que le pasaba y conforme avanzaban los años, aquello empezaba a molestarle cada vez más. Desde que Dirdam apareció en su vida, ésta intentaba que el día fuera lo más llevadero posible: con regalos alimenticios creativos (como nubes de merengue, lagos de chocolate blanco o ríos de arroz con leche), excursiones a sus lugares preferidos ( el valle equino, el árbol de la humildad o el sendero del amor)… Pero nunca conseguía que sus ronchas desaparecieran o que empezara y acabara aquel día con una sonrisa. Aún así, sabía que aquel año iba a ser diferente. El 24 para Dirdam era un número mágico. Le proporcionaba un poder extraordinario y podía realizar lo que cualquier otra hada no podría hacer… Así que decidió hacerle un regalo muy especial. Aquel día, a las 7 de la mañana (un momento ideal para hacer magia), le dejó un regalo en su habitación: Peter Pan tenía la oportunidad de convertir un recuerdo feliz de su memoria en un instante y volver a vivirlo. Dirdam no quería que aquel día fuera más especial que los demás, tan solo que fuera como el resto, normal o feliz, y así, equilibrar la balanza. Mientras Peter cerraba con fuerza los ojos y se disponía a volar, Dirdam le susurró:
- Me da igual que sea 27,28 o 29, que haga 23,24 o 25 años que vives en Nunca Jamás. Tan sólo quiero que SIEMPRE seas feliz y que tengas muchos recuerdos felices como el que vas a vivir en tu memoria. Felicidades por ser un Peter Pan de los pies a la cabeza. Felicidades por ser quien eres, por ser alguien al que es fácil amar.