lunes, 11 de octubre de 2010

Morfeo tardó bastante

(...)"Anoche, tras una larga espera, desistí en esperar a Morfeo.  Me revolvía entre las sábanas, tapándome, destapándome y cansada de estar pendiente de un encuentro que no se producía.
Vacilante, me dirigí a la ventana de mi habitación. La oscuridad era completa y tan sólo el reflejo de la luz de la luna me iluminaba. Mi mirada se encontraba totalmente ausente, apenas distraída por las pocas estrellas que se vislumbran en el cielo aquella noche. Hasta que un aleteo me desconcertó. Me pareció que algo con alas zumbaba cerca de mí, pero no podía ver de qué se trataba. Sin embargo, en apenas unos instantes, un ser con alas y un largo cuerpo se posó cuidadosamente en la mano que tenía apoyada en el alféizar de la ventana. Con suma delicadeza me dio pequeños empujoncitos, consiguiendo de aquel modo situarse en la palma de mi mano, la cual volteó.  Su extrema inteligencia me hizo darme cuenta que tal vez no se tratara de un simple insecto y fuera más allá. Me fijé curiosamente en su pequeño cuerpecito y en su cabeza aún más minúscula. Sin caber en mi asombro, descubrí que tenía forma y rostro humano, acompañados de unas frágiles alas parecidas a las de la más preciosa libélula.  Sin perturbarse por mi atenta mirada, depositó en mi mano un minúsculo pergamino doblado en numerosos pliegues. Tras deshacerse de él, cerró dificultosamente mi mano y se alejó con un suave pero rápido aleteo.
Pero esa no fue la única visita que presencié. Seguidamente a ello, Morfeo me visitó, amaneciendo hoy mojada por el rocío de la mañana y con el trozo de papel aún doblado en mi mano."
(...)

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