lunes, 27 de septiembre de 2010

Escribir

...Es como si escribieras un libro. Lo escribes para ti, que eres el escritor, y para el lector. Y ahí entra el conflicto. Tal vez si sólo fuera para ti, podrías permitirte el lujo de hacerlo como quieras, como te dé la gana, con el único deber de sentirte realizada. En cambio, si pretendes que le guste al lector, entran más factores en juego. Si lo que realmente quieres es que te lea, tienes que tener más cuidado.
Tal vez te apetezca escribir con tinta roja, pero al lector puede que le cueste leerlo así y prefiera la tinta azul... ¿Cambias el bolígrafo? Si no, quizás nadie te lea.

Ya no sólo importa el contenido, importa la forma en que lo escribas, la portada, los agradecimientos, el material del que están hechas las pastas o incluso el color de las hojas... ¿Con ilustraciones o sólo letras?

Y si cuando vas por la mitad... ¿Se te plantean algunas dudas? ¿Estás seguro de que eran esos los personajes? El caballero, príncipe, princesa, la dama de palacio, el rey, la reina, el leñador, el hada madrina, el duende y, por supuesto, la maléfica madrastra o el vil villano... Quizás algún personaje sobre, o tal vez otro se sienta que no es ese su lugar. ¿Y si no son ellos los que fallan? Puede que no hayas elegido bien el marco espacio-temporal... ¿Un bosque? ¿Un palacio? ¿Una villa? ¿Quién dice que los personajes no se desenvuelvan mejor en otro lugar?

Escribir un relato no es nada sencillo. El lector es el más importante y debes intentar que lea tus obras con ilusión, enganchado a la historia y con ganas de más. Mientras tanto, tú sólo puedes escribir una historia en la que a todas las palabras que la formen, les sobre una letra, la letra U...

Un escritor quiere llegar a los 24.000 ejemplares vendidos. Y quiere llegar con ilusión, con ganas, con esperanza y felicidad. Como llegó a los 12.000. No quiere una fiesta, una gala por todo lo alto. No quiere firmar libros o sonreír a los demás. Tan sólo quiere vivir el antes, el momento y el después con ganas. Quiere que sea una reunión informal, íntima, pero con sorpresas, muchas sorpresas. Con el resultado de un trabajo que ha tenido sus frutos. Necesita preparar algo para compartir con el lector, esa ilusión por hacer que ese día sea especial, inolvidable. Tal vez como cada uno de los días en los que escribe una página de cualquier libro. Pero distinto. Porque es la felicidad de que una obra ha tenido éxito. A un escritor le gusta celebrar que su libro está siendo leído. Aunque al lector le gusten algunas modificaciones, ese libro sigue en su mesita de noche. Ninguno de los dos, ni el escritor cuando escribe, ni el lector cuando lee, sabe cuánto tiempo estará allí, sin coger polvo en una estantería. Por eso, mientras esté, ambos deben estar contentos por lo conseguido. Por la felicidad de escribir para que te lean y por leer lo que otros escriben para ti. Del futuro del libro y de su próxima ubicación: Deo Volente...







...Incluso hay veces, en las que algún que otro lector se anima a continuar la historia que un escritor escribió...



foto: La pendeja

viernes, 24 de septiembre de 2010

La princesa del pueblo..

...
Me parece ya lo último. Que definan a Belén Esteban como "fenómeno mediático" pase. Pero que hagan una encuesta sobre el porcentaje que sacaría si se presentara a las elecciones, ya es pasarse. Y lo peor de todo es que tendría representación! Que sacaría un 7%!!Han dicho que, incluso, podría pedir un Ministerio para ella...Pero buenO! ¿Esto qué es? ¿A dónde hemos llegado?
Una cosa es que suba audiencias, que mantenga pegadas al televisor a marujas y no tan marujas, pero que haya gente que la vote para presidenta...Esto ya es lo último!!

¿Y luego nos quejamos de cómo va el país?
¿Qué se puede esperar de gente que vota a Belén Esteban para que gobierne este país que tan mal va?
Está claro que la gente no vota con razón...Así que miedo me da lo que pueda pasar en las próximas votaciones, pero bueno, eso es tema aparte...
Pero vamos, lo que pasa con esta mujer es ya de guasa.
¿Habrá gente que realmente merezca un documental de su vida porque ha hecho cosas prodigiosas? ¿Habrá gente que ha luchado por causas más importantes que su hija se coma el pollo? ¿Habrá madres o padres corajes que realmente lo son y no por ello "matan por sus hijos", sino que mueren por ellos? ¿Habrá madres solteras que crían a sus hijas sin visitar platós de televisión? Ains!! Hay tantas personas mucho más merecederas de todo lo que ella tiene y, sin embargo, siguen en el anonimato.

Que una persona sin oficio ni beneficio, que tiene SOLO el graduado escolar (y para ella eso es tooodo un mérito), que sabe de periodismo lo que una rata y que ni siquiera tiene modales para estar en público se haga llamar "co-presentadora" mientras muchos PERIODISTAS están en paro o cobrando una mísera paga de becarios es de RISA...


Antes me daba penita, "ay, pobrecita", era defensora de la Esteban porque "cómo le ataca la gente", pero eso se quedó muy, muy en el olvido. Esto se ha ido de las manos...y se fue hace ya unos años...Atrás queda esa imagen de chica de barrio que fue echada injustamente de casa del padre de su hija, porque no, ya no das pena...o sí...da pena que alguien como tú esté donde estás...


Qué pena de mundo...
Qué pena de gente...
Qué pena de sociedad...


Pronto serás un juguete roto más y a saber qué será de ti...Es cierto, das pena.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Llueve...


Me encantan estos días!
Quiero enfundarme en mi ropa otoñal y salir con el coche!=)
Adoro que llueva fuera y notar la lluvia caer mientras estoy protegida en el coche ^^

Además, casi no hace frío, así que mejor que mejor!


Una alegría?que empiezo las clases el día 4, una semana después...¿Por qué? Por obras que están haciendo para construir nuevas clases para los grados...ains...por una vez...y sin que sirva de precedente... GRACIAS PLAN BOLONIA xDD



Un besito!


foto: estas imágenes las he encontrado y me encantan! las iré subiendo más veces!
by Suzanne Woolcott

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Vuelta

¡Hola!
Me ha vuelto a pasar...si es que este blog era para eso en un principio, para publicar mis relatos, pero claro, no puede estar activo sino tengo inspiración...
Y ha vuelto a pasar que lo abandone por eso...
Así que antes de que pase tiempo, aviso que escribiré cosillas como antes y que el cuento de DEIFONTES continuará...pero en cuanto me inspire, esto es un breve descanso, ok?
me han motivado mucho todos vuestros comentarios, ya que mi verdadera pasión es escribir y mi sueño es este...

Por lo tanto, ahí queda pero me gusta dedicarle tiempo y no me gusta abandonaros...


Sigo por aquí y muy pronto DEIFONTES también =)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Destino

Una mañana más, como todas, Deifontes salió de su casa para dirigirse a la Universidad. Salió del portal y tomó el mismo camino de siempre pero de nunca. En los últimos meses había cambiado su itinerario. Toda su calle había estado en obras y debía hacer parte del camino a pie hasta llegar a la parada de autobús más cercana. Desde hacía unos días acá podía coger el autobús en la parada de enfrente de su casa, pero seguía dirigiéndose a la lejana por el simple placer “de no perder la costumbre”.

Por lo tanto, como todas las mañanas, siguió el mismo camino. Avenida arriba. Pasando cerca del kiosco y observando algunos de los titulares de los periódicos que apenas acababan de encontrar su hueco en el mostrador. Adiós a su verdadera marquesina. Avenida arriba. Pasó el hospital donde una rezagada ambulancia se resistía a volver a su aparcamiento. El olor del desayuno de aquellos afortunados que hoy tomaban croissant fuera de casa. El aroma del café recién hecho, que aunque no le gustaba su sabor, disfrutaba oliéndolo todas las mañanas. Avenida arriba. Las 7 y media y la anciana de siempre ya está sentada en el patio de aquella casa, como todas las mañanas, tomando un zumo de naranja mientras lee: “La Razón” sin levantar la vista más que para saludar a los transeúntes que ya le son habituales. Como ella: -¡Hola muchachita! Y la parada de autobús. La misma mujer embarazada de los últimos meses, el mismo chico de siempre con aire distraído y bohemio, el mismo padre que una mañana más acompaña a sus hijos al colegio mientras carga con su desgastado maletín. Y el mismo autobús. La misma rutina de todos los días que empieza a las 7 y no termina hasta que llega a casa, a las 2 y media. Pero no deja esta monotonía atrás hasta que vuelve a su morada. De nuevo, vuelta a empezar, o a terminar. También decide bajarse todos los días en la misma parada. Con casi la misma gente que comparte el autobús por las mañanas o al menos, los asiduos de siempre, a los que se ve todos los días pero con los que no se atreve a intercambiar ningún gesto o palabra. Esta vez la anciana está dentro, tal vez haciéndose la comida o durmiendo la siesta, piensa que quizás nunca sabrá qué hace a estas horas. Quizá. Demasiada gente en el bar. Tranquilidad en el hospital. ¡Lástima! Hoy no habrá piruleta, el kiosco acaba de cerrar. Y el chico de todos los días, que espera sentado en los escalones de su portal. Nunca ha averiguado qué espera o por quién está allí. Siempre le ve pero él nunca la mira. Nunca la saluda. Parece como si no se diera cuenta de que pasa por su lado. Nunca la ve.

Y vuelta a empezar…

Pero un día de esa rutina fue distinto e igual a los que le seguían. Ya no se encontraba tan asiduamente al chico del autobús de todas las mañanas y al volver a casa tampoco había ningún chico sentado en los escalones del portal, ni siquiera cerca. Dos de aquellas personas misteriosas que formaban parte de su rutina habían desaparecido, pero en su lugar aparecieron sorpresas y sensaciones que nunca había experimentado y que no sabía si tenían alguna relación con la repentina desaparición. Al traspasar el portón, un mundo nuevo se descubría ante ella. El primer día, post-it en forma de corazón de todos los colores inundaban las paredes del portal hasta el ascensor. En ellos especificaba claramente que iban destinados a “La chica estudiosa del 2ºE”, que curiosamente era ella y a esta aclaración le acompañaban distintas citas, todas diferentes que no se repetían, de diversa temática: amor, sabiduría, felicidad, verdad, ser humano… Quienquiera que fuese había descubierto su amor por las citas célebres y le había alegrado la mañana. Recogió uno a uno todos los corazones, desde aquel rosa con una cita anónima: “Todos los problemas tienen la misma raíz: el miedo, que desaparece gracias al amor; pero el amor nos da miedo” hasta el otro verde que hacía referencia a palabras de Shakespeare, uno de sus autores favoritos.

Pero aquella no fue la única manifestación, pues en los días siguientes se sucedieron otras muchas: pequeñas cartulinas en forma de huellas que indicaban por el suelo el camino hasta la puerta de su casa, subiendo escaleras incluso, en la cual había un sobre pegado con celo. En su interior tan sólo una frase: “Sé feliz”. Orden que intentó llevar a rajatabla durante toda la jornada, cosa que no le fue difícil porque el llegar a casa con una sonrisa le había facilitado el trabajo Pero la mejor de todas fue la del ascensor: su interior estaba forrado con postales que representaban imágenes de países europeos, en cuyo reverso aparecía “Rosa” en los diferentes idiomas de la procedencia de tales postales. Y cuál fue su grata sorpresa cuando en el hueco de la cerradura habían enganchado con sumo cuidado una delicada y bella rosa roja. Su aroma le acompañó en su habitación durante una semana y una vez marchita, la secó para que siguiera evocándole aquel olor cada vez que la mirase y así acostarse como lo había hecho aquella noche: soñando que dormía en un jardín de rosas mientras una sonrisa de ilusión inundaba su cara. ¿Quién pensaba en ella? ¿Quién quería que fuera feliz? ¿Quién “perdía” su tiempo en robarle sonrisas?

Pasaron los días y las sorpresas, sin saber quién las producía. Un sentimiento de ilusión y curiosidad por descubrir quién era el que estaba tras todo ello, cruzando los dedos para que su admirador secreto fuera aquel que le hacía sentir cosquilleos algunas veces. Pero toda ilusión tiene un final y éste se produjo una de aquellas tantas mañanas haciendo su ruta habitual. Cuando pasó por la casa de la anciana, ésta la llamó insistentemente. Ella sabía que si acudía perdería el autobús, pero no pudo resistirse ante la curiosidad que le invadía por saber qué era lo que ésta quería de ella. Nada más acercarse, le invitó a entrar para mantener una incómoda y reveladora charla:

- Te llamas Deifontes, ¿verdad?

- Sí, pero cómo…

- Qué cómo lo sé te preguntaras, ¿no? Me es inevitable saberlo, ya que nuestras familias, aunque no lo sepas están forzadamente unidas. Por eso sé que tu madre y tu abuela también se llaman así. Es una antigua tradición que hay en tu familia y que atormenta a la mía. ¿Ves aquel pozo que hay en el patio? No sé si lo veías desde la calle, pero si te acercas a esa ventana podrás observarlo mejor. ¿Lo ves? Bien…A él tal vez podríamos llamarlo nuestro “nexo de unión”.

- Perdone, pero no entiendo nada…

- Seguramente es mejor que no lo entiendas y que te limites a creerme, porque lo que te voy a narrar parece cuestión de brujería. Mi hermano, siendo yo muy pequeña y él apenas habiendo superado el año de vida, trepó por las jardineras colindantes al pozo, hasta que se cayó en él. Nuestra madre se fijó en él en el momento justo en el caía, sin poder evitar que desapareciera dentro. Creyendo lo peor, se acercó encomendándose a Dios para que su hijo estuviera sano y salvo. Pareció como un milagro el que el cubo del pozo lo recogiera y lo encontraran con vida. Desde ese momento creyeron que la fuente era milagrosa y siempre se refirieron a ella como “La fuente de Dios”. Cuando creció, mi hermano conoció a tu abuela enamorándose locamente de ella, hasta llevarle a la obsesión tras que ésta le rechazara inevitablemente. Y la historia se repitió con mi sobrino. Exactamente igual, paso por paso. La caída en la fuente, la salvación de éste y el consiguiente rechazo por parte de tu madre hace un par de décadas. Pero a diferencia de su padre, éste no logró superarlo y no se ha vuelto a enamorar de ninguna mujer hasta el día de hoy. Por lo que pensamos que ya no volvería a suceder, ya que no había ningún varón más en la familia. Hasta que mi hija me dio la querida y desafortunada noticia de que tendría un nieto. Hice todo lo posible para que no se acercara a la fuente. Pero un día me despisté cuando llamaron a la puerta y el niño se apresuró a ésta cayéndose en ella. No le ocurrió nada tal y como esperaba pero sabía que se enamoraría tarde o temprano de una de tu familia y que haría lo imposible para conquistarla. Y creo que ha llegado el día, ¿o me equivoco? Él no ha querido contarme nada, pero yo sé que ya ha alcanzado la edad límite y que seguramente ya haya dado contigo.

- Lo siento, pero esto es demasiado para mí. Hace tiempo que dejé de creer en cuentos de hadas, y su historia parece estar sacada de la ficción. Creo que debería irme, tengo que llegar a las clases y…

- No, Deifontes, por favor, ayúdame. Hace tiempo que veo que mi nieto ha cambiado sus hábitos y seguramente sea por ti. Ha cambiado su horario, sus rutas e incluso la parada donde toma el autobús. Es más, un día me pareció haberlo visto sentado en tu portal. Y puede que todo sea por ti, por amor. Por un amor que no puedo dejar que le haga el mismo daño que ya sufrieron mi sobrino y mi hermano. Tienes que conocerlo y…

- Mire señora, no puedo creerme todo esto. Y aun si fuera realidad yo no podría hacer nada. No lo conozco, no sé de quién me habla. Tal vez si pueda entenderlo, porque hace tiempo yo también cambié mi parada de autobús por amor. Y por ello yo también quiero sentirme correspondida. Por un chico distraído y bohemio al cual veo todos los días y aún no he conseguido que me salude. No quiero hacerle daño a su nieto, así que por favor ruéguele que si es él el de las sorpresas deje de hacerlas. Me encantan todos esos detalles, pero no quiero ser la responsable de una obsesión dañina. Adiós…

Y Deifontes se marchó sin más. Sin querer mirar atrás oyendo en la lejanía las súplicas de la anciana que había salido tras ella y sin creerse todavía lo que acababa de escuchar. Por suerte llegó justo a tiempo para coger el autobús. El último en subir era precisamente aquel por el que ella estaba allí. El chico bohemio y con aire distraído. El chico de la parada de autobús. Ese día había acudido pero tampoco le saludó, en cambio sí que hizo un gesto de despedida en dirección a la casa que ella acababa de visitar. Mientras pagaba su billete, la carpeta que llevaba se cayó. Y un puñado de post-it de colores y postales variadas se desparramaron por el suelo…

sábado, 11 de septiembre de 2010

La noche en blanco madrileña

Si ya de por sí disfruto en la noche en blanco malagueña, no os quiero contar lo que disfrutaría allí en Madrid...
Ésta es una iniciativa que siguen las grandes capitales europeas y a la cual se unió Málaga hace unos cuantos años. La de París debe ser inolvidable pero creo que la de Madrid no se debe quedar muy atrás...
Lo que daría yo por visitar por la noche mi museo favorito como es el Del Prado, pasar por la Puerta del Sol y acabar en el sitio que este año despierta mi mayor envidia hacia los madrileños: la Real Academia Española...
Cuando lo he visto en los informativos me ha entrado una rabia de no vivir en Madrid...Lleva muchos años cerrado de cara a los visitantes y esta noche abrirá sus puertas. Ver las antiguas ediciones de los diccionarios de la RAE, los sitios que han ocupado tantísimos escritores famosos y estar por unos minutos en las estancias donde han nacido tantos aportes a la lengua española...
Sí, lo siento, la Lengua y la Literatura son otras de mis verdaderas pasiones y estas cosas me encantan...
Qué rabia no poder ir!!!

lunes, 6 de septiembre de 2010

sábado, 4 de septiembre de 2010

viernes, 3 de septiembre de 2010

ÉL...


..."La medida del amor es amar sin medida"...(S.Agustín)

Supongo que nada define mejor lo que es estar enamorado. Para mí siempre ha sido esa sensación de que se te va a salir el corazón del pecho porque crees que es imposible que lata más rápido de lo que ya lo hace al verlo, pensar en él o sentirlo, que piensas que no se puede querer más de lo que ya lo haces y, de repente, notas que sí, que hay un grado de amor más allá del que sentías y que esa sensación no es la primera vez que te pasa y, por lo tanto, no será la última. Porque cada día que pasa sabes que aunque creas que no, que no se puede sentir más amor, lo sentirás y seguirás sintiendo un poco más conforme pasen los días...

Para mí eso es estar enamorada, es amar sin medida. No conoces los límites de ese sentimiento, del cariño o de las sensaciones que despierta. No eres capaz de hallar una forma de medir cuánto le quieres o cuánto le querrás...porque seguirá creciendo hasta límites insospechados...Límites que siempre serán diferentes a los que ya conoces...


Así mismo, la Madre Teresa de Calcuta citaba: "Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal". Y es cierto. Cuando las cosas te duelen es porque te importan demasiado... ¿Qué importa más entonces que el amor mismo?


Pero a mí no me hace falta recurrir a S.Agustín o a la Madre Teresa para saber qué es el amor, la verdad... Simplemente con despertarme todas las mañanas lo descubro. Porque ÉL siempre hace que mi corazón lata y lata y lata cada vez más rápido, que me pase laaaaargos minutos pensando simplemente en ÉL o que esboce una sonrisa por saber que está ahí... es ÉL quien me hace redescubir cada día lo que es AMAR ...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Materia prima...



...el resultado ya lo pondré...


...por ahora es...SORPRESA!!=)